27 marzo, 2010

Día 0. Llegada a Ouagadougou, Burkina.

Después de 12 horas de viaje hemos llegado a Ouagadougou haciendo escala en París, donde debíamos encontrarnos con el resto del equipo: tres cooperantes de Tesalónica (Grecia), una doctora de Washington D.C (EEUU) y un cooperante de la organización “Global Hope International” proveniente de Suiza. Nuestra sorpresa ha sido la ausencia de las cooperantes griegas, que por problemas de “overbooking” han acabado en Milán, de allí viajarán a Casablanca para llegar finalmente a las 4 de la madrugada a la capital de Burkina Faso.
Mientras bajábamos la escalerilla del avión una pregunta venia a la mente de los que por primera pisábamos el territorio burkinabés: “¿Se habrán dejado la calefacción encendida?”, y es que el calor sofocante de más de 40º no deja indiferente a nadie. Pero la sorpresa de los primerizos no acaba en el contraste climático. Ouagadougou ofrece todo un abanico de sensaciones sensoriales y emocionales que hacen darse cuenta de la cruda realidad del país y que todo trascurre con dos o tres marchas menos.
Una vez más, los contactos que emsimision tiene en Burkina nos han facilitado el paso por la aduana evitando los controles exhaustivos de la policía burkinabesa.
Después de tramitar nuestra entrada al país, recoger nuestro equipaje, reclamar las maletas perdidas, y abrirnos paso entre la multitud gracias al más de 50 voluntarios de “CPC Burkina”, hemos podido subir a los tres autobuses que nos estaban esperando, dotados de una ventanilla de un palmo cada una, por lo que la sensación térmica se ha acentuado.
Un “tour” rápido a través de la ciudad da para apreciar que la motocicleta es el trasporte nacional. Cientos de motocicletas de a uno, de a dos, de a tres, y hasta de a cuatro, inundan las calles de esta peculiar ciudad.
Finalmente hemos llegado a las instalaciones del S.I.L. (Sociedad lingüística internacional), un pequeño y acogedor oasis donde hemos establecido nuestro campamento base.
Al final del día una frase describe la experiencia intercultural: “aquí todo es esperar”.

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