21 julio, 2011

¡¡¡¡IMPRESIONANTE!!!!


Los acontecimientos se han ido acumulando de tal manera que hasta a nosotros mismos nos ha costado seguirnos la pista. A primeros de Mayo viajábamos a Haití y regresábamos muy animados con el proyecto de reconstruir el Hogar Infantil de Ça-Ira. Pero al poco tiempo conocíamos que la situación del Refugio del Alba no era sostenible y que tras el parón veraniego no volvería a abrir sus puertas.

Como comprenderás han sido unos meses muy duros para nosotros, y hemos tenido que aceptar esta noticia con un gran pesar, recordando un millón de experiencias y momentos especiales que hemos vivido allí durante todos estos años. Uno de los temas que más nos preocupaba era el encaminamiento que tendrían los niños que aún estaban en el Hogar, y en especial la situación de Nelson.

Nelson fue el primer niño en llegar al Refugio, tenía entonces cinco años recién cumplidos y durante los primeros meses como no había más niños vivió en nuestra casa. Por entonces nuestra hija Sara acababa de cumplir cuatro años y Miriam no había celebrado aún su primer cumpleaños.

Ahora con dieciséis años, Nelson es el único chico de aquella generación que aún queda, ya que los demás se han ido independizando o volviendo con una familia, con lo que para él, el cierre del Refugio sería la peor de las noticias.

Nunca hemos sentido nuestro ministerio como un trabajo o una ocupación, sino como un compromiso de vida, y no podíamos permanecer ajenos a esta situación, sabiendo que la principal necesidad de Nelson era poder contar con una familia.

Isa y yo nos pusimos de acuerdo rápidamente, aunque somos muy diferentes en miles de cosas siempre solemos coincidir en las que son realmente importantes. Hablamos con nuestros hijos y les propusimos invitar a Nelson a formar parte de nuestra familia, sabiendo que esto implicaría algunos sacrificios por parte de todos. Sara nos contestó: “Para mí Nelson siempre ha sido un hermano” y tomamos la decisión.

Cuando hablamos con Nelson y le propusimos venirse con nosotros solo fue capaz de decirnos una palabra: “Impresionante”. Así que por favor, ora por nosotros porque a partir del día 11 de Julio somos seis de familia, tres de ellos adolescentes, y para que Dios nos pueda bendecir y esta aventura sea realmente impresionante.

Un fuerte abrazo,

01 julio, 2011

Nuevas oportunidades.



En España se estima que hay cerca de 20.000 personas sin hogar, solo en Barcelona los servicios sociales atienden a más de 3.000 personas sin hogar cada año. Estas miles de personas se han encontrado en la calle por motivos muy diferentes, pero todas ellas se encuentran en situaciones realmente dramáticas. Cada día que pa- san en la calle no solo es un gran problema para su salud personal, sino que es un paso más hacia la exclusión social. La realidad es que la posibilidad de encontrar una casa o un empleo disminuyen drásticamente día a día.

El piso de reinserción Llar Manel Pujades recibe temporalmente a hombres mayores de 18 años en una situación clara de exclusión social, a los que ofrecemos un acompañamiento integral, buscando siempre el favorecer su reinserción en la sociedad. Todos los seres humanos tenemos necesidades físicas, emocionales, sociales y espirituales y este programa trabaja para cubrir estas necesidades básicas en estas personas, ofreciéndoles una nueva red de relaciones que les ayuden a valorarse y adquirir autonomía.

Disponemos de un equipo educativo y un grupo de voluntarios comprometidos en ayudar a cada una de estas personas a través de programas individualizados que buscan como último fin su reinserción en el mundo la- boral y una completa autonomía tanto económica como social.

El piso está ubicado en la ciudad de Barcelona y situado dentro de una buena red de servicios sociales y de transportes. Las personas llegan a este piso a través del voluntariado evangélico en los centros penitenciarios en Cataluña y del "Tinc Gana", un programa que trabaja desde hace años por las calles de Barcelona acompañando y ayudando a los "sin techo".

Estos hombres merecen una oportunidad para que puedan afrontar su futuro con ilusión y desarrollar todo su potencial. Merecen que sus historias cambien y necesitan que les ayudemos a cambiarlas.

Reinsertar es construir puentes, es dar oportunidades, es volver a tener esperanza.