09 enero, 2013

Año nuevo




Hace 2000 años Dios decidió mandar a su propio hijo para mostrarnos como se debe vivir. El mensaje a través de mensajeros no parecía haber causado mucho efecto y pensó que lo mejor era acercarse por aquí en persona.

La vida de Jesús fue desconcertante. No estuvo dibujada de grandes conquistas, fantásticas batallas y heroicos ejemplos de valor, orgullo y majestuosidad. Fue una vida sencilla, una vida de sacrificio, entrega, compasión y servicio hasta el final.

Jesús vino a mostrar una forma de vivir en el que las riquezas y las posesiones no son las protagonistas. Una forma de tomar decisiones en las que las personas son más importantes que dominios y conquistas. Una forma de ver al ser humano en que la Gracia y el Perdón predomina sobre la venganza y la ley. Una forma de amar pura, activa, en la que la Compasión y la Dignidad de la persona siempre está presente.

Afortunadamente, Dios no solo nos envió a su hijo para mostrarnos como vivir, nos envío al Espíritu Santo para ser capaces de hacerlo. La Biblia dice que el fruto del Espíritu es: Amor, Gozo, Paz, Paciencia, Benignidad, Bondad, Fidelidad, Mansedumbre y Dominio Propio.

Amor genuino, un amor que nos hace sentir amados, pero también nos permite amar a Dios sobre todas las cosas y a los demás como a nosotros mismos.

Gozo, esa emoción constante basada en la esperanza y en la Gracia obtenida.

Paz, no solo como eliminación de la discordia, si no como motor en la restauración en todas nuestras relaciones.

Paciencia, que se ejercita en la relación con las personas, y ayuda a soportar, sin rencor, la conducta de los demás hacia nosotros.

Benignidad, que es la capacidad de ser útil y servicial, que se ejercita en el trato con las personas más necesitadas.

Bondad, que comporta la idea de nobleza de carácter y es como una combinación de Justicia y amor.

Fidelidad, por la que una persona se muestra como digna de crédito y de fiar.

Mansedumbre, que se manifiesta en la disposición a ceder a los propios derechos por amor a los demás.

y Dominio Propio, que es la capacidad de tener control sobre nosotros mismos.

El Fruto del Espíritu Santo no nos capacita para ser triunfadores, tener mucho éxito y no tener problemas. Nos capacita para vivir una vida de amor, de servicio y de esperanza. 

Nuestro deseo para vosotros es que en durante este año Ames y te sientas amado, sientas Gozo y Paz a pesar de las circunstancias en las que te encuentres. Actúes con Paciencia, Servicio y Bondad con todo el que te necesite y puedas comportarte de manera fiel, mansa y controlada con todos.