02 abril, 2010

Día 6. Motivos para sonreir



Después de prácticamente una semana en tierras africanas, el cansancio y los malestares intestinales empiezan a notarse un poco aunque para nada ha disminuido el ritmo de trabajo de los diferentes equipos. La jornada de trabajo es muy larga, y el sofocante calor hace que nuestras fuerzas se agoten más rápidamente. A falta de dos días para el regreso del primer grupo hoy, hemos seguido trabajando en los tres lugares habituales a un ritmo muy fuerte. En la clínica de Zongo se están repartiendo gafas graduadas donadas por Barnaimport Médica y la agenda de pacientes para cirugía está completa hasta el último día de trabajo. El equipo de odontología también está trabajando a un ritmo muy fuerte, hoy han sido 101 pacientes los que ha pasado por las manos de nuestro equipo de odontología y desde ayer se han empezado a hacer higienes dentales, a cargo de una de nuestras higienistas. En audiología, hasta el día de hoy se han adaptado 31 audífonos para niños y el equipo de apadrinamiento tiene los datos de 30 niños en situación de extrema pobreza susceptibles de ser apadrinados.





El equipo de comunicación, audiología y apadrinamiento hemos vivido hoy momentos muy emotivos. Hemos ido a buscar a Oumarou a su casa para llevarlo a Cefise dónde más tarde, Celia y el equipo de Cefise debían adaptarle dos audífonos para empezar de manera efectiva con el tratamiento de su discapacidad auditiva. Oumarou vive con su padre en una casa muy humilde en las afueras de Ouagadougou. Toda la casa son dos habitaciones de unos 4 m2. La primera absolutamente vacía, con un reloj que no funciona en la pared como único objeto de la sala y en la otra, cuatro maderas en el suelo en forma de cama, con algo parecido a un colchón. Dos bancos de madera con la ropa amontonada sobre ellos y dos cuerdas con el resto de ropa colgada son todas sis pertenencias. No es muy distinto el panorama que hemos encontrado en casa de los 5 niños que emsimision tiene apadrinados Una familia con 5 niños en los que ni siquiera había cama porque duermen en el suelo todos en la misma habitación. Lo más impactante es, que a pesar de su situación, en sus caras se dibuja una amplia sonrisa, y son capaces de ofrecernos todo lo que tienen. Oumarou, hoy tenía un motivo más para enseñar su amplia y bonita sonrisa, después de años de silencio podría escuchar su voz y empezar a balbucear sus primeras sílabas siempre acompañadas del lenguaje corporal de sus manos. Se nos hace difícil describir nuestros pensamientos y sensaciones después de ver a este niño balbucear de manera casi inteligible su nombre, pero os aseguro que ha sido una sensación muy agradable y placentera. Oumarou nunca a dejado de sonreir a pesar de su sordera, pero ahora puede escuchar a otras personas reir, y aunque seguirá viviendo de una manera muy humilde, tendrá la oportunidad de vivir de una manera digna con oportunidades muy parecidas a las de sus amigos.


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