Parece mentira pero el regreso ha sido casi más duro que la estancia en Burkina. Estoy totalmente recuperado de la gastroenteritis, aunque he perdido cinco kilos, que no me sobraban. Me he levantado, me he puesto un café, y se me han saltado las lágrimas. Me he duchado y he vuelto a llorar. De repente todo me parece un lujo increíble, poder ponerte un café, tener agua potable en casa, tener un retrete, ver el semblante de mis hijos.Ojalá tarde mucho tiempo en olvidar lo afortunado que somos, el millón de motivos que tenemos para estar agradecidos a Dios y la responsabilidad que tenemos con los millones de personas que no comparten nuestra suerte.
Edi
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