25 mayo, 2011

Haiti, La restauración







En un mundo con tanto dolor y problemas, una de las mayores amenazas que uno puede afrontar es esa vocecita que dice: "No vale la pena, las cosas seguirán siempre igual". El mundo parece afanado en mantener su status quo, sin querer que nadie se salga de la linea. Entonces de pronto, conoces a alguien que ha estado destruido, sin opciones, sin recursos, que sale adelante, que supera todas las dificultades y se ha convertido en una nueva persona, es el milagro de la restauración.

La vida no es fácil en Haití, no parece que ofrezca a nadie una carrera prometedora de éxito e ilusiones. Nos comprometemos con la reconstrucción del Hogar para niños en Ca-ira porque estamos convencidos de que no solo reconstruiremos dormitorios, una escuela y una enfermería, estaremos reconstruyendo vidas.

¿En cuantos de las decenas de niños que viven en este Hogar se producirá el milagro? Solo Dios lo sabe, yo solo se que todos merecen esa oportunidad, y que mañana uno, diez, o quizás cien niños diran: "mi vida cambio y ahora estoy ayudando a cambiar el mundo porque un día, cuando era pequeño, alguien me ofreció una oportunidad".

Y como alguien me recordó hace muy poco, el que cambia una vida cambia el mundo entero.

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