07 marzo, 2012

Lo mejor que tenemos en la vida no cuesta nada


Se cuenta la historia de un niño que pertenecía a una familia muy rica. Su padre lo llevó en cierta ocasión a dar un paseo por un poblado extremadamente pobre, con el fin de que valorase todo lo que la vida le había dado. 

El padre habló con su mujer: "es conveniente que nuestro hijo crezca sabiendo lo mucho que nos ha costado a nosotros conseguir todo lo que tenemos, de manera que no sea un niño malcriado o egoísta". Después de interminables horas de viaje, por fin llegaron a un pequeño pueblo que el padre conocía. Una vez allí llevó a su hijo a la casa de una de las familias más pobres del lugar. Pasaron casi toda la tarde con ellos, hablando, compartiendo y conociendo muy de cerca lo que era la vida de aquellas "pobres gentes", según los definía su padre.

Durante el trayecto de regreso a casa, el padre quiso escuchar de labios de su propio hijo todo lo que había aprendido en el viaje, esperando que reconociese lo afortunados que eran ellos al tener tantas cosas.

El niño le explicó todo lo que había aprendido:

- Papá, me he dado cuenta de muchas cosas: nosotros tenemos una piscina, pero ellos tienen el río entero para bañarse. Nosotros tenemos un perro en nuestra finca, pero ellos tienen más de una docena de animales que viven libres en la naturaleza. Nosotros tenemos lámparas muy bonitas que nos costaron mucho dinero; ellos tienen las estrellas y el sol. Nosotros no podemos jugar porque nos manchamos y rompemos las cosas que hay en casa y que costaron tanto dinero; ellos disfrutan con cualquier cosa y están alegres jugando juntos. Nosotros tenemos que ir a comprar la comida y nos cuesta dinero y tiempo; ellos simplemente viven de lo que les da la naturaleza. Nosotros no tenemos tiempo para hablar porque tú y mamá estáis siempre trabajando para compara más cosas, sin embargo ellos hablan siempre con sus hijos, pasean con ellos y se tumban en el prado juntos, juegan sin tener prisa, ... papá cuando sea mayor, yo quiero ser tan rico como ellos.


Espero que pueda bendecirte este historia como lo hizo en mi propia vida. Te deseo lo mejor, ... pero sobre todo que sepamos saborear y disfrutar de la vida que Dios nos ha dado.

Besos,

Isa.

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