Júlia
es enfermera. Entiende toda su vida a través de esa óptica: desde la
perspectiva de una persona que está al lado del dolor porque lo conoce,
porque lo desafía, porque convive con él. Su historia está marcada por
duros golpes, pero también por fuertes convicciones que la van
moldeando como persona. Tenía 9 años cuando sus padres se separaron (en
un tiempo en el que ese hecho era excepcional). A los 15 años deja de
ver sentido a la vida y queda atrapada en la telaraña de la
anorexia. Afortunadamente sale de esa locura gracias al descubrimiento
de un Dios cercano a ella. Con 18 años estudia enfermería porque su
corazón, su intelecto y su empatía hacia los que sufren la animan a
ello. A los 21 pierde al que iba a ser su marido en un accidente de
coche, pero esta vez la serenidad que le da su creencia la mantiene a
flote. Cuando cumple 24 añosempieza a trabajar en la Unidad de Oncología
Pediátrica de Barcelona. Posiblemente uno de los lugares que más
necesitaba alguien como Júlia y su cálido abrazo, el de alguien
que vislumbra el dolor más profundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario